Después de todo, esa noche los peces durmieron en silencio.
Porque el problema nunca fue que durmieran, sino ponerlos a cada uno de ellos en peceras individuales que Ramón corrió a comprar a ese supermercado 24 horas, porque la situación era insostenible.
Antes claro, tuvo que reprender a Rómulo y a Remo por el escándalo que habían ocasionado en la familia.
Ya todos conocemos lo difícil que se pone Remo cuando Rómulo habla de libros que dice que haber leído y su hermano descubre que no es cierto. Cuando esto pasa empieza un aleteo por toda la pecera que descontrola a Ruperta, a Rita, a Romeo y a todos los peces erre, esa especie tan bonita de color gris con letras negras.
Y bueno, Rómulo contó que leyó a Bucay y que fue hermoso… Remo no lo resistió.
Pomelo
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