apoderándose del cuerpo. Los
ojos brillan, el rostro suda, las manos tiemblan, las piernas bailan, el pulso acelera,
los dedos recuerdan,
el pecho grita que es tarde cuando ya te fuiste y estoy solo con mi pluma. Pero, una
pluma es una pluma;
puede que sea un arma, pero nunca será un espejo de Praga.
Pablo Mercado.
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